Contrariamente
a lo que solemos hacer, éste puente de septiembre modifiquemos
considerablemente los planes iniciales previstos. La idea era hacer una
escapada con la AC hacia la zona de Mura, lugar cercano y desconocido a la vez.
Pero el ajetreo de una semana de intenso trabajo, la previsión meteorológica
por la zona, y asuntos familiares, nos hicieron replantearnos la salida justo
en el momento en el que ya estábamos preparando la AC para partir. Es de esas
decisiones que sin saber porque, sabes que no te equivocas.
Tan
rápido como deshacemos unos planes, ya estamos preparando otros nuevos. Tiramos
de wahatsapp para proponer a la familia una excursión por la Serra d’Ancosa, en
el término de la Llacuna, y en poco menos de una hora estamos todos reunidos
camino de esta población.
EL
objetivo de la salida es, por un lado, ascender las dos pequeñas cimas de Les
Agulles (841 m) y el Puig de Solanes (914 m), las cuales forman parte del
pequeño reto particular que tengo para ascender las cimas más altas de cada una
de las 41 comarcas de Catalunya. El turno para ésta ocasión es para conseguir
el techo de la comarca del Alt Penedés. Como en la bibliografía consultada hay
diferentes criterios a la hora de definir si este hito le pertenece al Puig de
Solanes o al Puig de les Agulles, dada la proximidad de ambos, decidimos que
ascenderemos los dos y acabamos así con cualquier tipo de duda. La salida la
completaremos con la cima del Puig Castellar (944 m), una de las mejores
atalayas para admirar la comarca del Anoia.
Ya en
el punto de partida, los nueve integrantes del grupo iniciamos la marcha
alegremente. Nos cuesta bastante trabajo encontrar el sendero que nos debe
conducir al primero de los objetivos, el Puig de Solanes. Tras cruzar a través
del bosque en lógico sentido ascendente finalmente hallamos la senda a seguir.
El camino nos obliga a apretar fuerte los dientes, pues aunque la distancia
hasta el hito es corta, el desnivel a vencer es muy pronunciado. En poco rato
todo el grupo nos encontramos frente al poste que acredita este punto como la
cima. Realmente no es una cima en sí, pues se encuentra envuelta de frondosos
árboles que la ocultan, y no destaca en altura considerablemente respecto al
terreno que lo rodea. Seguramente éste es el motivo de la disparidad de
opiniones para considerar si éste es el punto más alto del Alt Penedés o se
debe ceder el puesto al Puig de les Agulles.
Foto de
rigor, inscripción en el libro de visitas y nos dirigimos a nuestro siguiente
objetivo: el Puig de Castellar.
En este
caso no tiene pérdida alguna. Las antenas de telecomunicaciones nos marcan
claramente la dirección a seguir, y el camino es una ancha pista forestal. En
poco más de veinte minutos llegamos a este punto. Aprovechamos para hacer
parada para comer y regalarnos las vistas que este punto nos ofrece de toda la
zona de la Llacuna, Miralles, Igualada y al fondo, las montañas de Montserrat.
Para
variar el recorrido, la vuelta la haremos por otra senda. A medida que
avanzamos vamos dejando atrás algunas setas que desconocemos si son comestibles
o no. Y antes de finalizar, la salida todavía daría de si, pues tenemos ocasión
de poder ver una pequeña culebra, a simple vista inofensiva.
Alcanzamos
lo coches y todos estamos contentos y satisfechos por la excursión y el momento
que hemos compartido. Pero la jornada aún no ha llegado a su fin, pues nos
queda afrontar la corta ascensión al Puig de les Agulles.
Salida
divertida y entretenida por igual que hemos podido disfrutar en muy buena
compañía.
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