Un fin de semana de relax y disfrute en familia y con los amigos. Esta es la premisa para esta escapada. Como bien siendo habitual, preparamos la AC el Viernes por la noche, y el sábado a primera hora partimos hacia Calella de Palafrugell, típico pueblo marinero de la Costa Brava. Llegamos pronto al pk del Camping La Siesta , donde nos encontramos con nuestros amigos Pedro, Tere y la pequeña Paula. Procedemos con el check-in, y nos dirigimos con las AC a nuestras parcelas. En poco tiempo tenemos montado el chiringuito, nos calzamos nuestro bañador y empezamos la jornada con un buen almuerzo.
Acto seguido hacemos una vuelta de reconocimiento por el camping. Realmente es un camping ideal para ir con peques. Tiene un par de piscinas, una de ellas con atracciones acuáticas, encontramos zonas de entretenimiento para adultos y no tan adultos, un chiquiparque (que lo aprovecharemos bien durante el finde), bares, un buen supermercado y panadería, una parafarmacia,… El precio es caro, pero teniendo en cuenta los servicios y que nos encontramos a mediados de Julio, es soportable para una escapada de finde. El gran e incomprensible inconveniente es que no se pueden hacer barbacoas, uno de mis grandes alicientes para ir de camping con la AC. Puedo entender que no se puedan hacer con la típica barbacoa portátil, pero podrían habilitar, como hemos visto en otros campings, una zona con barbacoas de obra debidamente protegidas. En fin, ellos sabrán.
Finalmente nos plantamos en la piscina principal, y directos al agua que vamos. Aquí empieza el momento estelar de los peques. Se mueven como pez en el agua. Los mayores tenemos que dosificarnos en nuestro afán de estar encima de ellos y seguirles el ritmo, porque no debemos olvidar que ellos tienen la capacidad de cansarse hasta caer rendidos y con una siesta de poco más de una hora volver a tener las pilas cargadas, cosa que nosotros, aunque parezca mentira por la edad que tenemos, nos cuesta mucho más poder cargar baterías.
Lo pasamos increíblemente bien. María está que no cabe en sí. Está tan contenta, que le vienen arrebatos de nerviosismo de tantas cosas que quiere hacer y a tantos sitios que quiere ir. Las bajadas por el tobogán de la piscina son para ella una descarga de adrenalina que refleja en forma de gritos y saltos. Así estamos hasta que se acerca la hora de comer.
Nos recogemos y nos vamos para la AC , donde empezamos con las labores de preparar comida de los peques, la de los mayores, darle de comer a los peques y posteriormente sentarnos relajadamente para comer nosotros. Y todo ello teniendo controlados a los peque en todo momento para que no se alejen de la parcela, o no se suelten un mamporro involuntario (queremos creer que son involuntarios).
Durante la comida de los mayores, parece ser que en acto de protesta reivindicativa, Joan y Maria deciden que hoy no hay siesta. Solución. Nos vamos a jugar al chiquiparque. Se trata de un local del camping con todo tipo de entretenimiento para los niños, y con monitores haciendo actividades. Pasamos un buen rato.
El calor empieza a apretar, y decidimos volver a sumergirnos a la piscina. Allí nos quedamos hasta después de la merienda. Es en ese momento cuando nos vamos a cambiar y nos arreglamos para ir a dar una vuelta por el pueblo de Calella. Uno de los alicientes de este camping es la proximidad al centro peatonal del pueblo. En 10 min. Andando te plantas en la zona más típica y pintoresca de Calella. Está lleno de gente. En la plaza están bailando sardanas, lo que le da al pueblo un aire de tradicionalismo catalán que nos recuerda mucho a nuestro viaje a Cotlliure. Paseamos por las calles y los balcones marítimos, haciéndonos fotos en todos los rincones, a cual de ellos más bonitos.
A la mañana siguiente amanece un día caluroso. Nos marcamos un almuerzo reglamentario. Acto seguido recogemos el chiringuito y despejamos la parcela para los nuevos inquilinos. En el camping nos dejan pasar el día en sus instalaciones siempre que liberemos la plaza por la mañana. Así lo hacemos. Una vez listos, todos a la piscina. Pasamos toda la mañana, y comemos unos bocadillos. Este es el momento ideal para emprender nuestro viaje de vuelta. Aprovecharemos la siesta de los peques para volver a casa y dar por finalizada esta escapada con nuestros amigos y compañeros de aventuras en AC.
Nos llevamos un muy buen recuerdo del camping y de Calella de Palafrugell. Normalmente no somos de repetir destinos, pero en esta ocasión haremos una excepción en un futuro para disfrutar y descubrir con más calma este típico pueblo marinero de la costa catalana.
Calella de Palafrugell es un pueblo que te obliga a repetir. Es precioso, yo he ido ya 4 veces y siempre descubro lugares que me enamoran. Para ir en familia, además, es ideal.
ResponderEliminarMarta