miércoles, 23 de junio de 2010

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Miércoles 23 de Junio
Aprovechando este puente de San Juan, hemos decidido hacer un viaje un poco más alejado de las tradicionales escapadas cercanas a casa. En esta ocasión el destino elegido es el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Tenemos cinco días por delante, con lo que con calma y buena letra, podremos hacer la ruta establecida.
Salimos el Martes bien temprano dirección a Aínsa. Esta será nuestra primera parada, o eso era lo que teníamos previsto. Todavía falta un rato para el almuerzo, pero el hambre empieza a apretar entre los presentes. Nos encontramos a la altura de la presa de Gredos, y al fondo vemos una construcción que parece un Santuario o algo por el estilo, pero lo curioso es que está construido en ladrillo, no en piedra como los típicos. Hacemos un cambio de planes. Damos media vuelta, y bajamos otra vez a la presa de Gredos en busca de la carretera que nos conducirá a este singular lugar, donde haremos parada para almorzar. El lugar en cuestión se trata del Monasterio de Torreciutat. No habíamos oído nunca hablar de él, pero como luego me recordarían en casa, ya había estado en una ocasión con mis padres. Eso sería cuando tendría unos 3 ó 4 años. Tiene una amplio parking donde paramos y almorzamos, bajo unas impresionantes vistas del Monasterio y del pantano. Este año es una gozada la montaña con la cantidad de agua que tiene.
Una vez hemos hecho cuenta del almuerzo, aprovechamos para visitar el monasterio. Nos sigue chocando el hecho de que la construcción esté realizada en su mayoría por ladrillo. Un material inusual para este tipo de construcciones. Una vez visto el monasterio, nos dirigimos a la zona de las capillas, donde en los pasillos que las rodean, hay una colección de centenares de replicas de vírgenes y santos entregados en forma de ofrenda durante alguna visita al monasterio. Realmente las hay de casi cualquier parte del mundo. Son muy singulares y pintorescas.
Retomamos el camino hasta Aínsa. Nos dirigimos directamente al parking situado en lo alto del castillo. Hacemos una visita de las ruinas del castillo y del casco antiguo. Aprovechamos el buen lugar donde estamos para comer. Después de comer nos entra el dilema de que hacer, quedarnos la tarde en Aínsa y participar en la cena popular en lo alto del castillo, o bien continuar nuestro camino hacia Torla. Optamos por la segunda (días después nos percatamos que si hubiéramos optado por la primera, podríamos habernos encontrado con Conrad y Echobelly, unos compañeros autocaravanistas que conocimos personalmente unas semanas antes en la Cabreres BTT, y que llegaron a Aínsa unas horas después de nuestra partida).
El paso por el congosto que hay hacia Broto es espectacular. Una vez llegamos a Broto, nos dirigimos a hacer un paseo por el pueblo y visitar la Cascada del Sorrosal, un gran salto de agua muy bonito. Hacemos la tarde en broto, y continuamos nuestro camino hasta la siguiente parada: Torla. Allí aparcamos en un extremo tranquilo del gran parking situado en la entrada y empezamos a estudiar los documentos que nos hacen referencia al gran reto que nos espera para el día siguiente: la Cola de Caballo.

Jueves 24 de Junio
Nos levantamos no muy temprano. Preparamos la comida de todos, mayores y pequeños, pues pasaremos todo el día en la montaña. Nos dirigimos con la AC hasta la Pradera de Ordesa. Este es el último fin de semana que está abierto al tráfico esta carretera antes del verano. A partir de Julio solamente se podrá acceder con los autobuses que salen desde Torla.


Una vez allí, cargamos con los peques en las mochilas y la comida, y empieza nuestra aventura que nos llevará a recorrer este espectacular paraje al lado de río Araza durante algo más de cinco horas. Vamos descubriendo rincones singulares, como son las Cascadas de Arripas. En el trayecto conocemos una pareja mayor de Granollers, con quienes mantenemos una distendida conversación. Ellos repiten la caminata, y nos van anticipando lo que nos iremos encontrando por el camino. Nos despedimos de ellos y seguimos avanzando. La siguiente parada son las Cascadas del Estrecho, un impresionante salto de agua en medio de una formación rocosa que puedes apreciar desde diferentes vertientes por los múltiples miradores que vamos encontrándonos en nuestro camino de ascensión. Empieza a hacerse pesado el trayecto por el calor y el peso que cargamos a nuestras espaldas. Un grupo de chicos que están por la zona de colonias nos animan y entretienen hasta que llegamos a otra zona tanto o más espectacular que las anteriores: las Gradas de Soaso. No nos cansamos de fotografiarlas y contemplarlas. Sin mucha demora seguimos en nuestro camino por una pradera hasta llegar finalmente a nuestro destino, la Cola de Caballo. Hacemos un alto en el camino para descansar, y comer. Aprovechamos también para que los peques jueguen y corran un rato, pues llevan en las mochilas casi tres horas.
Estamos de coña tumbados en la hierba, pero no podemos demorarnos mucho. Muy a nuestro pesar volvemos a cargar con los peques y las correspondientes mochilas y empezamos a deshacer el camino. Enseguida nos cruzamos con la pareja de Granollers que conocimos en la ascensión. Se les está haciendo muy duro la subida, sobretodo a la señora. Nos despedimos y vamos bajando. Un detalle que observamos es que en la bajada no aprecias lo que realmente la naturaleza e regala para la vista, pues siempre te queda de espaldas. Entiendo que la subida es para tomársela con su tiempo y disfrutarla, y la bajada es más para ir por faena y deshacer el camino andado.
Ya estamos cerca de la pradera, pero esta última media hora se nos hace realmente dura e interminable. Llegamos reventados a la AC, los mayores y los peques. Nos volvemos al pk de Torla, y después de una merecida ducha, nos vamos a dar una vuelta por el pueblo. Las fuerzas están más bien justitas, por lo que nos apalancamos en una terraza de un bar muy hogareño para tomar algo fresquito y descansar de la tremenda paliza que nos hemos pegado en esta jornada. Como es de suponer, esa noche a cenar y dormir prontito.

Viernes 25 de Junio
Nos levantamos tarde. El esfuerzo de ayer lo excusa todo. Cogemos la AC para volver a Aínsa y encarar el siguiente valle a visitar. Llegamos hasta Bielsa y hacemos parada. Callejeamos por este pueblo y nos sorprende el poco movimiento y ambiente que hay por la zona, por lo que sin demorarnos más, subimos hasta el Valle de Pineta, para acomodarnos en la zona de acampada. Encontramos unas cuantas AC, aunque la zona es amplia y tenemos donde escoger para acampar. Supongo que por inexperiencia, aparcamos en una zona con sombra y césped. Craso error. Cuando nos damos cuenta ya es demasiado tarde. El piso es demasiado blando. Intentamos salir y no hay manera. La Ac se nos ha quedado encallada en el barro. Es tarde y tenemos que comer, más que nada por los peques, que no perdonan. Los nervios de vernos tirados nos invaden, sobre todo a mí. Tirando de recursos pienso que es un buen momento para estrenar las cadenas de nieve. Las monto mientras Susana prepara la comida. Totalmente invadido por los nervios, decidimos mover la AC antes de ponernos a comer. Por suerte funciona y la AC sale sin problema de la ratonera. Pasado el mal rato, comemos y nos marcamos una bien merecida siesta. Pasamos la tarde en la zona de acampada y alrededores. El lugar emana una sensación de paz y tranquilidad inigualable. Las vistas del Valle de Pineta son tremendamente espectaculares, con las montañas con las orcas al descubierto y las lenguas de nieve formando saltos de agua que morirán en lo que más abajo será el cauce del río Cinqueta.

Sábado 26 de Junio
Esta mañana queremos hacer una excursión por el Valle de Pineta. El destino son los Llanos de Lalarri, pero dando una vuelta para visitar unas lenguas de nieve y unos neveros que todavía podemos encontrarnos en esta época. La subida inicial es dura. En poco tiempo llegamos a la primera parada. La zona está restringida al paso de personas porque los deshielos han roto el acceso. Es impresionante ver una lengua de nieve de más de 2 metros de altura que baja por la ladera de la montaña, y por su interior pasa la corriente de agua de los deshielos. Al igual de espectacular es muy peligroso, sobretodo situarse en el interior de esta cavidad que forma el deshielo en la lengua de nieve, pues el gran peso de la nieve unido a la debilidad de la base que va quedando por el deshielo, en un momento dado puede venirse a bajo, como ya ha ocurrido en otras ocasiones.
Nuestra siguiente parada es en las espectaculares cascadas de Lalarri. El ruido que producen y la fuerza con la que cae el agua hacen que la gente la miren a la distancia. Una vez la atravesamos, continuamos en ligero asenso hasta los Llanos de Lalarri, una extensa pradera en lo alto del Valle de Pineta.
Deshacemos el camino hasta las cascadas de Lalarri, para tomar un sendero que baja junto a la cascada. El ensordecedor ruido nos acompaña todo el descenso. Hay varios miradores donde contemplar este espectacular salto de agua.
Llegamos a la zona de acampada. Comemos y nos disponemos a marcarnos nuestra bien merecida siesta. Tan tranquilos que estábamos, ni nos imaginábamos el sobresalto que nos esperaba. Nuestro hijo pequeño Joan, con tan solo 10 meses, nos hizo una reivindicación de lo que quería ser cuando fuera mayor: superman. No nos dio tiempo a explicarle que para ello tenía que enfundarse una capa roja y los calzoncillos por fuera. Pues eso, que el aterrizaje fue forzoso y con la cabeza. El susto que nos llevamos es muy grande. No hay forma de tranquilizarlo y optamos por recoger el chiringuito y dirigirnos a La Fortunada, donde está el Centro de Atención Médica más cercano. Allí le hacen una revisión y nos tranquilizan. El niño está bien y no le ha pasado nada ni se ha roto nada. Le quedará una marca temporal del golpe en la nariz.
Ya un poco más tranquilos dudamos si volvernos a casa o quedarnos hasta mañana por la zona. El peque está bien, y después de todo el ajetreo ni nos apetece, ni creo que los peques tengan la paciencia para aguantar las casi tres horas que nos separan hasta casa.
Cogemos la AC y nos vamos hacia el Valle de Estós. El acceso acojona un poco, m-as si no me lo esperaba de los túneles que para acceder al Valle. Se trata de unos largos y estrechos túneles en los que si me cruzo con algún vehículo grande no hubiéramos pasado. Subimos hasta el final del Valle, en Gistaín. Allí hacemos parada y callejeamos un poco. Para sorpresa nuestra, nos encontramos con una familia de viejos conocidos de mis padres. Están la familia al completo, con sus hijos y nietos. Parece mentira que en los lugares más increíbles te puedas llegar a encontrar con algún conocido.
Volvemos a la AC y fuimos bajando hacia San Juan de Plan, donde visitamos el espectacular Pont de Valentre. Seguimos hasta Plan, donde encontramos un merendero donde pasar la noche. Visitamos este tranquilo y bonito pueblo y nos vamos a jugar a la rivera del río.

Domingo 27 de Junio
Cuando nos levantamos nos sorprende ver que en el merendero nos hemos juntado para pasar la noche unas 5 AC. Almorzamos y nos ponemos en marcha para hacer el trayecto de vuelta a casa.

Ha sido un viaje donde hemos tenido de todo: nos hemos empapado de parajes impresionantes (en esta época la montaña está preciosa), nos hemos pegado unas palizas tremendas caminando, hemos pasado nervios con la AC enganchada en el barrizal, y un poco más y se nos sale el corazón por la boca cuando Joan tuvo el incidente. Sin lugar a dudas ha sido un viaje de emociones fuertes.





Saludos,

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