Que puedo decir que no se sepa ya: soy un enamorado de la montaña, o más bien un enfermo, o las dos cosas…. Bajo éstas premisas, ponemos rumbo un fin de semana soleado de Julio hacia unos de esos rincones mágicos que guarda sigilosamente la Vall d’Aran.
Desde la población de Tredòs una estrecha carretera nos conduce hasta el parking que hay junto al balneario dells Banhs de Tredòs. Una vez allí, nos calzamos con las botas de montaña y preparamos el equipo para disponernos a pasar el día recorriendo la zona a través de sus senderos.
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En poco más de treinta minutos alcanzamos la presa. El camino sigue por el lado contrario, con lo que la cruzamos tranquilamente dejándonos llevar por la fresca corriente de aire reinante en la zona. Superamos el antiguo refugio de Colomers para dirigirnos al nuevo edificio, donde haremos un merecido descanso y refrigerio. Llevamos unas dos horas y media de camino y la mayoría en constante ascenso, con lo que el cansancio está bien presente en nuestros cuerpos.
Retomamos la marcha, y un último esfuerzo nos hará salvar el desnivel que hay hasta el Estanh Mòrt. Una vez allí, hacemos la parada definitiva para comer y descansar plácidamente, y aprovechando el soleado día, marcarnos un refrescante baño en las cristalinas aguas.

En nuestro avance llegamos al que sin duda es el rincón más mágico y/o fotogénico de la jornada, el Estanh Plan. Desde la altura de la loma en la que nos encontramos tenemos una panorámica elevada del lago con su pintoresca isla central y las montañas que lo rodean a modo de cortina. Podríamos pasarnos el resto del día hipnotizados por la belleza del paraje, pero debemos despertar y seguir con nuestro camino.
El siguiente lago que alcanzamos es el Lac Long. Desde aquí conectamos con la senda GR-11, que nos conduce directamente a la pared de la presa de Colomers, cerrando el recorrido circular y a través del cual desharíamos el camino de aproximación. Pero picados por la curiosidad, optamos por conducirnos hacia un desvío el cual está claramente documentado en el mapa, y el que nos permitirá aproximarnos al Lac de Clòto de Naut y el de Baish.
Al principio la bajada es muy alegre y plácida, por una senda paralela al arroyo que desagua el Lac Long. Alcanzado el primer lago de nuestro nuevo objetivo, el avance se complica. Debemos improvisar un poco hasta que volvemos a ver el sendero a seguir. Es aquí donde disfrutamos de un rincón el cual excusa por si solo el desvío que hemos tomado. Una cueva hace de sifón de desagüe del lago, precipitándose las aguas en su interior a toda velocidad. Un espectáculo digno de ser visitado.
A partir de aquí, la bajada pronunciada se realiza por una senda muy estropeada. La incerteza nos invade por no tener claro si la senda es la que nos debe llevar al destino deseado.
En pocos minutos enlazamos con el camino de subida, con lo que nos relajamos y realizamos el último tramo hasta llegar de nuevo a la zona de la Cabana dera Montanheta, donde esperan los taxis para hacer el recorrido por pista forestal hasta el parking en Banhs de Tredòs.
Decidimos por unanimidad que los objetivos de la excursión están más que cumplidos, con lo que el camino de retorno lo realizaremos cómodamente en taxi.
Una muy bonita excursión, un excelente día y una inmejorable compañía. Días como los de hoy son los que me hacen sentir vivo. Poder compartir familia y montaña es uno de mis mayores logros personales. Todo lo demás queda en segundo plano.
Una muy bonita excursión, un excelente día y una inmejorable compañía. Días como los de hoy son los que me hacen sentir vivo. Poder compartir familia y montaña es uno de mis mayores logros personales. Todo lo demás queda en segundo plano.
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